January 24, 2024

Depresión en el adulto mayor

La depresión en el adulto mayor es un trastorno mental que afecta a la salud, el bienestar y la calidad de vida de las personas mayores de 65 años. Paz Mental está para ayudarte.
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La depresión en el adulto mayor puede tener causas biológicas, psicológicas, sociales o ambientales, y puede estar relacionada con otras enfermedades, medicamentos o situaciones de la vida.

La depresión en el adulto mayor es un trastorno mental que afecta a la salud, el bienestar y la calidad de vida de las personas mayores de 65 años. 

Se caracteriza por un estado de ánimo bajo, una pérdida de interés y de placer por las cosas, una baja autoestima, una falta de energía, una alteración del sueño y del apetito, y pensamientos negativos o suicidas. 

La depresión en el adulto mayor puede tener causas biológicas, psicológicas, sociales o ambientales, y puede estar relacionada con otras enfermedades, medicamentos o situaciones de la vida. 

¿Qué es la depresión en el adulto mayor y cómo se diferencia de la tristeza?

La depresión en el adulto mayor es una enfermedad que afecta al cerebro y que altera el funcionamiento normal de las emociones, los pensamientos y las conductas. 

No es una parte normal del envejecimiento, ni una debilidad de carácter, ni algo que se pueda superar con voluntad. La depresión es una enfermedad que requiere atención médica y tratamiento adecuado.

La depresión en el adulto mayor se diferencia de la tristeza, que es una emoción natural y adaptativa que se produce ante situaciones difíciles o dolorosas, como la pérdida de un ser querido, una enfermedad, un cambio de residencia o una jubilación. 

La tristeza es una reacción normal y pasajera, que se puede expresar y compartir con otras personas, y que se suele aliviar con el tiempo y el apoyo. La depresión, en cambio, es una emoción patológica y persistente, que se mantiene o se agrava con el tiempo, que se acompaña de otros síntomas, que dificulta el funcionamiento diario y que aísla a la persona de su entorno.

¿Cómo se puede detectar la depresión en el adulto mayor?

La depresión en el adulto mayor puede ser difícil de detectar, ya que a veces se confunde con otras enfermedades, con los efectos secundarios de algunos medicamentos, o con los cambios propios del envejecimiento. 

Muchas personas mayores no reconocen ni expresan sus síntomas depresivos, por vergüenza, por miedo, por falta de información o por creer que es normal sentirse así. 

Por eso, es importante estar atento a los signos de alarma que pueden indicar la presencia de depresión en el adulto mayor, como los siguientes:

  • Sentirse triste, vacío, desesperanzado o lloroso la mayor parte del tiempo.
  • Perder el interés o el placer por las actividades que antes se disfrutaban, como el ocio, el trabajo, la familia o los amigos.
  • Tener problemas para dormir, ya sea por insomnio, por despertarse muy temprano o por dormir demasiado.
  • Tener cambios en el apetito o en el peso, ya sea por comer más o menos de lo habitual, o por ganar o perder peso sin motivo aparente.
  • Sentirse cansado, fatigado, sin energía o sin fuerzas para hacer las cosas.
  • Tener dificultades para concentrarse, recordar o tomar decisiones, o cometer más errores o olvidos de lo normal.
  • Sentirse culpable, inútil, fracasado o indigno, o tener una baja autoestima o una imagen negativa de sí mismo.
  • Tener pensamientos negativos, pesimistas, irracionales o distorsionados sobre el pasado, el presente o el futuro, o sobre uno mismo, los demás o el mundo.
  • Tener pensamientos de muerte, de hacerse daño o de suicidarse, o haber intentado quitarse la vida o tener un plan para hacerlo.
  • Mostrar cambios en el humor, la personalidad o el comportamiento, como estar más irritable, ansioso, nervioso, agitado, apático, retraído, aislado o dependiente de lo habitual.
  • Tener síntomas físicos que no se explican por otra causa, como dolores de cabeza, de espalda, de estómago, de pecho, o problemas digestivos, respiratorios, cardíacos o sexuales.

Si usted o alguien que conoce presenta algunos de estos síntomas, es importante que consulte con su médico, que podrá evaluar su estado de salud, descartar otras posibles causas, hacer un diagnóstico de depresión y recomendarle el tratamiento más adecuado.

¿Qué consecuencias tiene la depresión en el adulto mayor y cómo se puede tratar?

La depresión en el adulto mayor tiene graves consecuencias para la salud y la calidad de vida de las personas que la padecen y de sus cuidadores, ya que se asocia con:

  • Un mayor deterioro físico, cognitivo y funcional, que puede provocar una mayor dependencia, discapacidad, aislamiento o institucionalización.
  • Un mayor riesgo de padecer otras enfermedades, como hipertensión, diabetes, infarto, ictus, demencia o cáncer, o de empeorar las que ya se tienen.
  • Un mayor consumo de medicamentos, que puede aumentar los efectos secundarios, las interacciones o las reacciones adversas.
  • Un mayor uso de los servicios de salud, que puede implicar más visitas médicas, más pruebas diagnósticas, más hospitalizaciones o más intervenciones quirúrgicas.
  • Una menor adherencia al tratamiento, que puede dificultar el control de las enfermedades, la recuperación de la salud o la prevención de complicaciones.
  • Una menor satisfacción con la vida, que puede afectar al ánimo, a la autoestima, a la confianza, al optimismo o al sentido de la vida.
  • Una mayor mortalidad, que puede deberse a causas naturales o a causas suicidas.

La depresión en el adulto mayor se puede tratar y se debe tratar, ya que es una enfermedad que se puede curar o aliviar con la ayuda adecuada. 

El tratamiento de la depresión en el adulto mayor puede incluir los siguientes aspectos:

  • El tratamiento farmacológico, que consiste en el uso de medicamentos antidepresivos, que actúan sobre los neurotransmisores del cerebro, como la serotonina, la dopamina o la noradrenalina, y que ayudan a mejorar el estado de ánimo, la energía, el sueño y el apetito. Estos medicamentos deben ser prescritos por un médico especialista, y se deben usar con precaución, vigilancia y criterio, ya que pueden tener efectos secundarios, interacciones o contraindicaciones.
  • El tratamiento psicológico, que consiste en el uso de terapias psicológicas, que actúan sobre los pensamientos, las emociones y las conductas, y que ayudan a modificar los patrones negativos, a resolver los problemas, a aumentar la autoestima, a fomentar las relaciones sociales y a potenciar los recursos personales. Estas terapias pueden ser individuales o grupales, y se pueden basar en diferentes enfoques, como el cognitivo-conductual, el interpersonal, el humanista o el psicodinámico.

El tratamiento social, que consiste en el uso de intervenciones sociales, que actúan sobre el entorno y la comunidad, y que ayudan a mejorar las condiciones de vida, a facilitar el acceso a los servicios, a promover la participación, la integración y la cooperación, y a prevenir el aislamiento, la soledad y la exclusión. Estas intervenciones pueden incluir programas de apoyo, de educación, de ocio, de voluntariado o de asociacionismo.

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