El estrés es una reacción natural del organismo ante situaciones que percibimos como amenazantes o desafiantes. Sin embargo, cuando el estrés se vuelve crónico o excesivo, puede tener consecuencias negativas para nuestra salud física y mental.
Esto es especialmente cierto en el caso de los adultos mayores, que son más vulnerables al estrés debido a los cambios que experimentan en esta etapa de la vida.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el estrés afecta a más del 20% de los adultos mayores de 60 años en el mundo.
Además, el estrés puede ser un factor de riesgo o de agravamiento de diversas enfermedades crónicas, como la hipertensión, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, el deterioro cognitivo y la depresión.
El estrés es una respuesta adaptativa del cuerpo que nos prepara para enfrentar o huir de una situación que consideramos peligrosa o difícil.
El estrés activa el sistema nervioso simpático, que libera hormonas como la adrenalina y el cortisol, que aumentan la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la respiración y el nivel de glucosa en la sangre.
Estas reacciones nos ayudan a estar alertas y a reaccionar con rapidez.
Sin embargo, cuando el estrés se prolonga en el tiempo o es muy intenso, puede provocar un desequilibrio en el organismo, que afecta negativamente a la salud.
El estrés crónico puede causar problemas como:
Los adultos mayores son más propensos a sufrir estrés por varias razones, entre las que se encuentran:
El estrés en el adulto mayor puede manifestarse de diferentes formas, dependiendo de la persona, de la situación y de la intensidad del estrés.
Algunos de los signos y síntomas más comunes del estrés en el adulto mayor son:
Es importante que los adultos mayores y sus familiares estén atentos a estos signos y síntomas, y que consulten con un profesional de la salud si los perciben de forma frecuente o intensa. El estrés en el adulto mayor puede ser un indicador de un problema de salud subyacente o de una necesidad de apoyo psicológico o social.
El estrés en el adulto mayor no es inevitable ni irreversible. Existen diversas estrategias que pueden ayudar a prevenir, reducir o afrontar el estrés de forma positiva.
Algunas de estas estrategias son:
Es conveniente que los adultos mayores analicen qué situaciones les generan estrés y qué pueden hacer para cambiarlas o evitarlas. Por ejemplo, si el estrés se debe a un problema económico, se puede buscar una solución o un asesoramiento financiero.
Si el estrés se debe a una enfermedad, se puede seguir el tratamiento médico y buscar apoyo emocional.
Los adultos mayores pueden mejorar su salud física y mental al adoptar hábitos como:
Los adultos mayores pueden beneficiarse de mantener y ampliar su red de relaciones sociales, que les brinde compañía, comprensión, ayuda y diversión. Algunas formas de fomentar el apoyo social son:
Los adultos mayores pueden aprender y practicar técnicas que les ayuden a manejar el estrés de forma eficaz, como:
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