La musicoterapia en el adulto mayor

La musicoterapia es una disciplina que utiliza la música y sus elementos, como el sonido, el ritmo, la melodía y la armonía, para promover la salud y el bienestar de las personas.

La musicoterapia se basa en la idea de que la música tiene un efecto positivo sobre el cuerpo, la mente y las emociones, y que puede ayudar a prevenir, tratar y rehabilitar diferentes problemas físicos, mentales, emocionales y sociales.

Se puede aplicar en diferentes ámbitos, como la educación, la salud, la gerontología, la psicología, la sociología o la cultura.

Los adultos mayores son un grupo poblacional que puede beneficiarse enormemente de la musicoterapia, ya que esta les ofrece una forma de disfrutar de la música, de estimular sus capacidades, de mejorar su calidad de vida y de enriquecer su vejez.

¿Qué es la musicoterapia y cómo se realiza?

La musicoterapia es una terapia no verbal que utiliza la música como medio de comunicación, expresión, aprendizaje y cambio.

Se basa en la premisa de que la música es un lenguaje universal que puede trascender las barreras culturales, lingüísticas y cognitivas, y que puede facilitar el contacto con el mundo interior y exterior de las personas.

La musicoterapia se sustenta en la evidencia científica y en la experiencia clínica, y se adapta a las necesidades, preferencias y objetivos de cada individuo o grupo.

Se realiza en sesiones individuales o grupales, guiadas por un profesional cualificado, que se denomina musicoterapeuta.

El musicoterapeuta es el encargado de diseñar, planificar, ejecutar y evaluar el proceso terapéutico, utilizando diferentes técnicas y recursos musicales, como la audición, la interpretación, la composición, la improvisación, el movimiento, el canto, el juego o el uso de instrumentos.

El musicoterapeuta también se encarga de establecer una relación terapéutica con el paciente o el grupo, basada en la confianza, el respeto, la empatía y la escucha activa.

¿Qué beneficios tiene la musicoterapia para los adultos mayores?

La musicoterapia tiene múltiples beneficios para los adultos mayores, tanto a nivel físico, como cognitivo, emocional y social. Algunos de estos beneficios son:

Mejora la salud física, al favorecer la relajación, el equilibrio, la coordinación, la movilidad, la respiración, la circulación, el sueño y el sistema inmunológico. También ayuda a aliviar el dolor, la tensión muscular, la fatiga y los síntomas de algunas enfermedades, como el Parkinson, el Alzheimer, la artritis o la diabetes.
Mejora la salud cognitiva, al estimular la memoria, la atención, la concentración, la creatividad, el razonamiento, el lenguaje y la comunicación. También ayuda a prevenir o retrasar el deterioro cognitivo, la demencia y la depresión, y a mejorar el estado de ánimo, la autoestima, la confianza y el optimismo.
Mejora la salud emocional, al facilitar la expresión, la comprensión, la regulación y la gestión de las emociones. También ayuda a reducir el estrés, la ansiedad, la angustia, el miedo, la tristeza, el llanto y la ira, y a fomentar la alegría, la satisfacción, la tranquilidad, el placer y el bienestar.
Mejora la salud social, al propiciar la interacción, la socialización, la integración, la participación y la cooperación con otras personas. También ayuda a romper el aislamiento, la soledad, la exclusión y el abandono, y a fortalecer los vínculos afectivos, familiares y comunitarios.

¿Cómo se puede practicar la musicoterapia en los adultos mayores?

La musicoterapia se puede practicar en los adultos mayores de diversas formas, según sus necesidades, intereses y posibilidades. Algunas de estas formas son:

Asistir a sesiones de musicoterapia, que se ofrecen en diferentes centros, como hospitales, residencias, centros de día, centros culturales o asociaciones. Estas sesiones suelen tener una duración de entre 30 y 60 minutos, y se realizan una o varias veces por semana, según el caso. Se puede asistir de forma individual o grupal, y se puede elegir el tipo de música, el estilo, el género, el idioma o el instrumento que se prefiera.
Participar en actividades musicales, que se organizan en diferentes espacios, como escuelas, iglesias, parques o plazas. Estas actividades pueden ser de tipo educativo, recreativo, cultural o religioso, y pueden incluir talleres, conciertos, coros, orquestas, bailes o festivales. Se puede participar de forma activa o pasiva, y se puede disfrutar de la música, del ambiente, de la compañía y de la diversión .
Escuchar música en casa, que se puede hacer de forma individual o compartida, con un reproductor de música, una radio, una televisión, un ordenador o un teléfono. Se puede escuchar la música que se desee, según el momento, el estado de ánimo, el recuerdo o la preferencia. Se puede escuchar la música con atención, con relajación, con movimiento, con canto o con silencio .