Un EVC o evento vascular cerebral es una emergencia médica que ocurre cuando se interrumpe el flujo de sangre al cerebro, provocando daños en las células nerviosas.
Existen dos tipos principales de EVC: el isquémico, causado por un coágulo que obstruye una arteria cerebral, y el hemorrágico, causado por la ruptura de un vaso sanguíneo en el cerebro.
Los EVC son una de las principales causas de muerte y discapacidad en el mundo, afectando a más de 15 millones de personas cada año.
Pueden provocar secuelas graves, como parálisis, problemas del habla, pérdida de memoria, depresión y demencia. Por eso, es fundamental conocer los factores de riesgo, los síntomas y las medidas de prevención de los EVC.
Algunos de los factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de sufrir un EVC son:
Los síntomas de un EVC pueden variar según la zona del cerebro afectada, pero algunos de los más comunes son:
Es importante recordar la regla FAST (del inglés Face, Arm, Speech, Time), que ayuda a identificar y actuar ante un posible EVC:
La prevención de los EVC se basa en el control de los factores de riesgo modificables, es decir, aquellos que se pueden cambiar con hábitos saludables o con tratamiento médico.
Algunas de las medidas de prevención que se pueden adoptar son:
Prevenir los EVC no solo puede salvar la vida, sino también mejorar la calidad de vida, ya que se evitan o se reducen las secuelas que pueden afectar a la movilidad, la comunicación, la cognición, el estado de ánimo y la autonomía de las personas.
Se previenen otras enfermedades cardiovasculares, como el infarto de miocardio, la angina de pecho, la insuficiencia cardíaca o la enfermedad arterial periférica.
Si se ha sufrido un EVC, es fundamental recibir atención médica especializada lo antes posible, para limitar el daño cerebral y mejorar el pronóstico.
El tratamiento dependerá del tipo, la localización y la gravedad del EVC, y puede incluir:
Después de un EVC, es importante seguir una serie de cuidados y recomendaciones para prevenir las complicaciones, mejorar la recuperación y evitar la recurrencia de otro EVC.
Algunos de los cuidados que se deben tener son:
La prevención secundaria del EVC es el conjunto de medidas que se aplican para evitar que una persona que ha sufrido este problema, vuelva a tener otro.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el riesgo de recurrencia de un EVC es del 30% en los primeros cinco años después del primer episodio, y del 40% en los diez años siguientes.
La prevención secundaria del EVC se basa en el control estricto de los factores de riesgo, el cumplimiento del tratamiento médico y la adopción de hábitos saludables.
Se recomienda realizar revisiones periódicas y pruebas diagnósticas, como electrocardiogramas, ecocardiogramas, doppler carotídeo o resonancia magnética, para detectar y tratar posibles anomalías o complicaciones.
La prevención secundaria del EVC es fundamental para mejorar la calidad y la esperanza de vida de las personas que han sufrido un EVC, y para reducir el impacto personal, familiar y social de esta enfermedad.
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