Un día puede empezar como cualquier otro… y terminar en urgencias por un ictus. También llamado accidente cerebrovascular (ACV), el ictus es una emergencia médica que afecta cada vez más a la población adulta mayor. Actuar rápido puede marcar la diferencia entre la recuperación y una discapacidad permanente.
Pero, ¿qué opciones de tratamiento existen? ¿Cuáles son los primeros pasos? ¿Y cómo se apoya a la persona tras sobrevivir un evento de este tipo?
El ictus es una interrupción repentina del flujo sanguíneo en el cerebro. Puede ser:
Las causas más frecuentes en adultos mayores incluyen:
Reconocer los síntomas a tiempo es esencial. Una debilidad repentina en un lado del cuerpo, dificultad para hablar o una caída inexplicable deben tratarse como una emergencia inmediata.
El tratamiento depende del tipo de ictus y del tiempo que ha pasado desde los primeros síntomas. En todos los casos, lo más importante es acudir al hospital cuanto antes.
Actuar dentro de la “ventana terapéutica” puede salvar vidas y reducir secuelas. Una vez estabilizado el paciente, comienza otra etapa clave: la recuperación.
Después del evento agudo, la persona puede experimentar:
La rehabilitación debe iniciar lo antes posible. Esta puede incluir:
En casa, es crucial crear un entorno seguro y contar con un plan. Puedes consultar esta guía sobre los cuidados del adulto mayor en el hogar, donde se explican rutinas y recomendaciones para promover la autonomía y prevenir caídas.
El cuidador se convierte en un pilar del proceso de recuperación. Sin embargo, esta labor también puede provocar desgaste emocional, físico y mental. Es importante no solo cuidar al paciente, sino también al cuidador.
En estos casos, es vital conocer los signos del síndrome del cuidador para prevenir el agotamiento y buscar redes de apoyo.
Sí, algunas terapias pueden acompañar la recuperación:
Estas alternativas no sustituyen el tratamiento médico, pero pueden mejorar la motivación, el ánimo y la calidad de vida del paciente.
Después de un primer episodio, el riesgo de un segundo ictus aumenta. Por ello, el tratamiento debe continuar con medidas preventivas como:
También es importante trabajar el aspecto emocional y motivacional del paciente. Aquí, el cuidado afectivo en la vejez es un recurso clave para acompañar sin invadir, ayudar sin presionar y sostener sin sobreproteger.
Idealmente dentro de las primeras 48 horas después del evento, si el paciente está estable.
No. Depende del tipo de ictus, la zona cerebral afectada, la edad y la rapidez del tratamiento.
Si se actúa a tiempo y se sigue un plan de rehabilitación, muchas personas recuperan buena parte de su funcionalidad.
Es variable. Algunas personas requieren semanas y otras meses o años de apoyo terapéutico.
Es común al inicio. La clave es empatizar, motivar con paciencia y buscar apoyo emocional profesional si es necesario.
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