Tener más años no significa perder las ganas de hacer cosas. De hecho, mantener una rutina activa y estimulante en la tercera edad es una de las mejores formas de preservar la salud física, mental y emocional.
Las actividades para adultos mayores no solo ayudan a evitar el sedentarismo, también fortalecen la autoestima, promueven la independencia y mejoran la calidad de vida.
Pero ¿cómo elegir la actividad adecuada para cada persona? ¿Qué opciones hay para quienes tienen movilidad limitada o dificultades cognitivas?
La inactividad en adultos mayores está relacionada con múltiples riesgos: pérdida de masa muscular, deterioro cognitivo, aislamiento social y enfermedades crónicas. Realizar actividades placenteras y adaptadas al nivel funcional de cada persona reduce estos riesgos y eleva el bienestar emocional.
Este artículo sobre las 10 consecuencias de no hacer actividad física en la tercera edad, el sedentarismo puede provocar desde hipertensión hasta problemas de ánimo como ansiedad o depresión.
Para personas mayores que se valen por sí mismas, las opciones son muchas y muy variadas. Algunas sugerencias:
Estas actividades estimulan tanto el cuerpo como la mente y promueven el contacto social, lo que impacta positivamente en el estado de ánimo.
Cuando existen limitaciones físicas, se pueden adaptar las actividades para que la persona se mantenga activa desde casa o incluso desde una silla:
Un recurso muy útil para fomentar el bienestar físico y emocional en estos casos son las apps para adultos mayores, que van desde ejercicios guiados hasta entretenimiento adaptado.
En estas etapas, las actividades deben ser simples, seguras y, sobre todo, significativas. Algunas ideas:
Estas actividades estimulan la memoria emocional y ayudan a mantener el vínculo con el entorno. Pueden aplicarse como parte del cuidado afectivo en la vejez, clave para preservar la dignidad y la conexión humana en personas con deterioro avanzado.
Incluir actividades de forma regular aporta múltiples beneficios:
Al fortalecer la autoestima, muchas personas mayores se sienten más útiles y capaces, como se destaca en este artículo sobre la autoestima en el adulto mayor.
Una buena estrategia es clasificar las actividades por el nivel de autonomía del adulto mayor:
Nivel de Autonomía
Tipo de Actividades Recomendadas
Total (independiente)
Actividades físicas, sociales, culturales y comunitarias
Parcial (movilidad limitada)
Ejercicios en silla, manualidades, lectura guiada, estimulación cognitiva
Dependencia alta (postrados)
Estimulación sensorial, música, contacto físico, conversación acompañada
La clave está en adaptar, no excluir.
Es común que algunas personas mayores se muestren apáticas o rechacen actividades nuevas. Aquí es importante:
En estos casos, también conviene evaluar si hay síntomas de depresión o desgaste emocional. Para el familiar o cuidador, puede ser útil conocer el síndrome del cuidador, ya que el rechazo constante puede generar frustración o agotamiento.
Idealmente, deben formar parte de la rutina diaria, al menos 4 a 5 veces por semana, combinando actividad física, mental y social.
Adaptar las actividades a su nivel cognitivo, repetir instrucciones con calma y centrarse en lo emocional más que en el resultado.
Depende del nivel de dependencia. En personas autónomas no es necesario. En casos de deterioro, sí es recomendable.
Sí. Muchas actividades significativas solo requieren tiempo, atención y creatividad: cantar, conversar, caminar, recordar.
Ambas son valiosas. Las grupales promueven socialización y las individuales permiten introspección y relajación.
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