Para muchas personas, la jubilación marca el final de una etapa y el inicio de otra completamente nueva. Aunque suele asociarse con descanso y disfrute, la realidad emocional de quienes se jubilan en Argentina es mucho más compleja.
El paso del trabajo activo al retiro puede generar sentimientos encontrados, especialmente en un contexto donde el sentido de utilidad, los vínculos sociales y la rutina diaria cambian drásticamente.
El impacto emocional de la jubilación puede ser tanto positivo como negativo, dependiendo de la personalidad, el entorno familiar, las condiciones de salud y el proyecto de vida de la persona. Las emociones más frecuentes incluyen:
Este cuadro puede complejizarse si existen antecedentes de depresión o si el adulto mayor no cuenta con redes de apoyo cercanas. En estos casos, conviene estar atento a los síntomas de apatía en el adulto mayor, que muchas veces se confunden con “tristeza normal”.
La forma en que una persona atraviesa su jubilación no depende solo de su pensión. Estos son algunos de los elementos que más pesan en su bienestar emocional:
Factor
Impacto en la transición
Nivel de preparación previa
Quienes planifican su retiro lo viven con mayor serenidad.
Redes sociales activas
Ayudan a reducir la sensación de aislamiento.
Estado de salud
Problemas físicos pueden limitar el disfrute del tiempo libre.
Autoestima
Sentirse valioso más allá del trabajo es fundamental.
Nuevos proyectos o pasatiempos
Favorecen la reinvención personal.
La jubilación no debería vivirse como un cierre, sino como una oportunidad para redefinir la identidad y el sentido de vida. La autoestima en el adulto mayor juega un papel crucial en este proceso.
Es importante abordar la jubilación como una transición que requiere adaptación. Algunas estrategias que ayudan:
El acompañamiento familiar es clave para que la jubilación no se convierta en un aislamiento emocional. Algunas acciones que pueden marcar la diferencia:
En casos donde el adulto mayor presenta signos persistentes de tristeza, desinterés o ansiedad, podría estar atravesando un cuadro depresivo. Conocer los cambios sociales y psicológicos en la vejez puede ayudarte a anticipar y acompañar mejor estas transiciones.
Sí. En Argentina, tanto el PAMI como los gobiernos municipales suelen ofrecer actividades recreativas y de inclusión social para adultos mayores jubilados:
Estas acciones contribuyen no solo a evitar la soledad, sino también a estimular la cognición. La danzaterapia, por ejemplo, combina movimiento, música y bienestar emocional, siendo una excelente herramienta para esta etapa.
No necesariamente. Algunas personas deciden seguir trabajando, ya sea por necesidad económica o por deseo de seguir activos. Otras optan por reinventarse:
En muchos casos, seguir activos —aunque sea en menor medida— tiene un impacto positivo en la salud emocional. En Argentina, incluso existen oportunidades sobre en qué puede trabajar un adulto mayor sin comprometer sus derechos previsionales.
Sí. Es un cambio importante en la vida. La tristeza suele ser temporal, pero si se prolonga, es conveniente buscar ayuda.
Las que combinan ejercicio físico, estimulación cognitiva y socialización: caminatas, talleres, clases grupales, etc.
Depende del tipo de jubilación y régimen previsional. En general, es posible realizar actividades sin relación de dependencia.
Cuando hay señales como pérdida de apetito, insomnio, aislamiento, irritabilidad o pensamientos negativos persistentes.
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