May 21, 2024

¿Cuáles son las 7 etapas del Alzheimer?

El Alzheimer es una enfermedad degenerativa que afecta al cerebro y provoca la pérdida progresiva de la memoria y más.
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Se estima que actualmente hay alrededor de 47 millones de personas con Alzheimer en todo el mundo, y que cada año se registran casi 10 millones de nuevos casos. El Alzheimer es la forma más común de demencia y puede representar entre un 60% y un 70% de los casos.

El Alzheimer es una enfermedad degenerativa que afecta al cerebro y provoca la pérdida progresiva de la memoria, el pensamiento y la capacidad para realizar actividades cotidianas. 

Se estima que actualmente hay alrededor de 47 millones de personas con Alzheimer en todo el mundo, y que cada año se registran casi 10 millones de nuevos casos. El Alzheimer es la forma más común de demencia y puede representar entre un 60% y un 70% de los casos.

Es una enfermedad que avanza lentamente en siete etapas, que van desde una percepción subjetiva de ciertos problemas de memoria, hasta un deterioro prácticamente total del sistema cognitivo. 

Estas etapas son fundamentales para comprender el progreso de la enfermedad y brindar un cuidado adecuado a las personas afectadas y a sus familiares. 

¿Qué es el Alzheimer y qué lo causa?

Antes de entrar en detalle sobre las etapas del Alzheimer, es importante saber qué es esta enfermedad y qué la causa. El Alzheimer es un tipo de demencia que se caracteriza por la muerte de las células nerviosas del cerebro, lo que produce una disminución del tamaño y el funcionamiento de este órgano. 

Esta pérdida de tejido cerebral se debe a la acumulación de dos tipos de proteínas anormales: las placas amiloides y los ovillos neurofibrilares. Estas proteínas interfieren con la comunicación entre las neuronas y provocan su degeneración y muerte.

La causa exacta del Alzheimer se desconoce, pero se cree que intervienen varios factores, tanto genéticos como ambientales. Algunos de los factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar la enfermedad son:

  • La edad: el riesgo de padecer Alzheimer se incrementa a partir de los 65 años, y se duplica cada cinco años después de esa edad.
  • La historia familiar: tener un familiar directo con Alzheimer aumenta el riesgo de heredar una mutación genética que predispone a la enfermedad.
  • El sexo: las mujeres tienen una mayor probabilidad de desarrollar Alzheimer que los hombres, posiblemente debido a los cambios hormonales que se producen tras la menopausia.
  • El nivel educativo: tener un bajo nivel de escolarización o de estimulación cognitiva puede favorecer el deterioro cerebral.
  • El estilo de vida: algunos hábitos como el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, la obesidad, la hipertensión, la diabetes, el colesterol alto o la falta de ejercicio pueden dañar la salud vascular y cerebral.

¿Cuáles son las 7 etapas del Alzheimer?

Como hemos mencionado, el Alzheimer es una enfermedad que avanza lentamente en siete etapas, que se pueden clasificar según el grado de deterioro cognitivo y funcional que presenta la persona. Estas etapas son las siguientes:

Etapa 1: Sin deterioro cognitivo

En esta etapa, la persona no presenta ningún síntoma de demencia y sus funciones cognitivas se encuentran dentro de la normalidad. Sin embargo, mediante pruebas diagnósticas a veces ya se pueden detectar los depósitos de proteínas característicos del Alzheimer. Esta etapa se conoce como Alzheimer preclínico y puede durar años antes de que aparezcan los primeros signos de la enfermedad.

Etapa 2: Deterioro cognitivo muy leve

En esta etapa, la persona empieza a tener algunos problemas de memoria, como olvidar palabras o nombres familiares, o la ubicación de objetos cotidianos. Estos olvidos suelen ser esporádicos y no afectan de forma significativa a la vida diaria de la persona. 

A menudo, se atribuyen al estrés o al envejecimiento normal. La persona puede ser consciente de estos cambios, pero no suelen ser percibidos por su entorno. 

Esta etapa se conoce como deterioro cognitivo leve y puede durar entre dos y cuatro años.

Etapa 3: Deterioro cognitivo leve

En esta etapa, los problemas de memoria se hacen más frecuentes y evidentes, tanto para la persona como para su entorno. La persona tiene dificultades para recordar hechos recientes, aprender información nueva, concentrarse, planificar o resolver problemas. 

También puede presentar cambios de humor, ansiedad, irritabilidad o apatía. Estos síntomas pueden interferir con el desempeño laboral o social de la persona. 

Esta etapa se conoce como demencia leve y puede durar entre dos y tres años.

Etapa 4: Deterioro cognitivo moderado

En esta etapa, la persona presenta un deterioro cognitivo más severo, que afecta a varias áreas como la memoria, el lenguaje, el razonamiento, la orientación, el cálculo o el juicio. La persona tiene dificultades para recordar hechos importantes de su vida, como su fecha de nacimiento, su dirección o su número de teléfono. También tiene problemas para expresarse, comprender, leer o escribir. 

Puede confundir a las personas, los lugares o el tiempo. Puede cometer errores al manejar dinero, pagar facturas o hacer compras. Puede mostrar comportamientos inapropiados, como desinhibición, agresividad o vagabundeo. 

Esta etapa se conoce como demencia moderada y puede durar entre dos y cuatro años.

Etapa 5: Deterioro cognitivo moderadamente severo

En esta etapa, la persona necesita ayuda para realizar algunas actividades básicas de la vida diaria, como vestirse, asearse o comer. La persona tiene dificultades para recordar su nombre, el nombre de sus familiares o amigos, o el lugar donde vive. 

También tiene problemas para realizar tareas simples, como contar hasta diez, decir la hora o el día de la semana.

Etapa 6: Deterioro cognitivo severo

En esta etapa, la persona necesita ayuda constante para realizar todas las actividades de la vida diaria, como comer, beber, ir al baño o cambiar de posición. La persona tiene dificultades para reconocer a sus familiares o amigos, o a sí misma. 

También tiene problemas para comunicarse, ya que su lenguaje se reduce a palabras sueltas o incoherentes. Puede presentar alucinaciones, delirios, paranoia o depresión. Puede mostrar comportamientos repetitivos, agitados o violentos. Puede perder el control de sus esfínteres y sufrir infecciones o caídas. 

Esta etapa se conoce como demencia severa y puede durar entre uno y tres años.

Etapa 7: Deterioro cognitivo muy severo

En esta etapa, la persona pierde la capacidad de responder al entorno, de comunicarse o de moverse. La persona necesita cuidados paliativos para aliviar su sufrimiento y mantener su dignidad. 

La persona puede permanecer en estado vegetativo o en coma. Puede fallecer por complicaciones como neumonía, deshidratación o septicemia. 

Esta etapa se conoce como demencia terminal y puede durar desde meses hasta años.

¿Cómo se diagnostica el Alzheimer?

El diagnóstico del Alzheimer se basa en la evaluación clínica, neuropsicológica y neurológica de la persona, así como en la realización de pruebas complementarias como análisis de sangre, resonancia magnética, tomografía computarizada o tomografía por emisión de positrones. 

Estas pruebas permiten descartar otras posibles causas de demencia y detectar los cambios cerebrales asociados al Alzheimer.

El diagnóstico precoz es fundamental para iniciar un tratamiento adecuado que pueda retrasar el avance de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de la persona y de sus cuidadores. 

Muchas veces el diagnóstico se retrasa o se confunde con otros trastornos, debido a la falta de conciencia, de información o de recursos. Por eso, es importante estar atento a los primeros signos y síntomas del Alzheimer y consultar con un médico ante cualquier sospecha.

¿Qué tratamientos existen para el Alzheimer?

Actualmente, no existe una cura para el Alzheimer, pero sí hay tratamientos que pueden aliviar algunos de los síntomas y ralentizar el deterioro cognitivo. Estos tratamientos se dividen en dos tipos: farmacológicos y no farmacológicos.

Los tratamientos farmacológicos consisten en el uso de medicamentos que actúan sobre los neurotransmisores del cerebro, como la acetilcolina y el glutamato, que se ven afectados por el Alzheimer. 

Estos fármacos pueden mejorar la memoria, el lenguaje, la atención y el razonamiento de la persona, pero no detienen la progresión de la enfermedad. Los medicamentos más utilizados son los inhibidores de la colinesterasa (donepezilo, rivastigmina y galantamina) y el antagonista del receptor NMDA (memantina).

Los tratamientos no farmacológicos se basan en la estimulación cognitiva, la rehabilitación neuropsicológica, la terapia ocupacional, la fisioterapia, la musicoterapia, la terapia con animales, la terapia de reminiscencia, la terapia de validación y otras intervenciones psicosociales que buscan preservar las capacidades residuales de la persona, favorecer su autonomía, potenciar su autoestima, reducir su ansiedad y depresión, y mejorar su bienestar y el de sus cuidadores.

¿Cómo cuidar a una persona con Alzheimer?

Cuidar a una persona con Alzheimer es una tarea que requiere de mucho amor, paciencia y dedicación. También implica una serie de retos y dificultades que pueden afectar la salud física y mental del cuidador. Por eso, es importante que el cuidador se informe sobre la enfermedad, sus etapas y sus tratamientos, que busque apoyo profesional y social, que se cuide a sí mismo y que se valore por su labor.

Algunos consejos que pueden ayudar al cuidador a cuidar mejor a una persona con Alzheimer son:

  • Adaptar el entorno a las necesidades y capacidades de la persona, eliminando los riesgos y facilitando la orientación, la movilidad y la seguridad.
  • Establecer una rutina diaria que le dé estructura, estabilidad y confianza a la persona, respetando sus gustos y preferencias.
  • Estimular la memoria, el lenguaje, la atención y el razonamiento de la persona mediante actividades lúdicas, educativas y recreativas que le resulten agradables y significativas.
  • Fomentar la autonomía y la participación de la persona en las actividades de la vida diaria, reconociendo sus esfuerzos y logros, y evitando la sobreprotección o la infantilización.
  • Comunicarse con la persona de forma clara, sencilla y respetuosa, usando un tono de voz adecuado, un lenguaje no verbal positivo y un contacto físico afectuoso.
  • Respetar los sentimientos, las emociones y las opiniones de la persona, evitando discutir, contradecir o corregir. Validar sus experiencias y ofrecerle apoyo, comprensión y consuelo.
  • Manejar los comportamientos difíciles de la persona con calma, paciencia y empatía, tratando de identificar y modificar los factores que los desencadenan o los agravan.
  • Buscar ayuda profesional cuando sea necesario, tanto para la persona como para el cuidador, y seguir las indicaciones médicas y terapéuticas.
  • Participar en grupos, redes u organizaciones de cuidadores que le brinden información, orientación, asesoría y acompañamiento.
  • Cuidar de su propia salud física y mental, realizando ejercicio, alimentándose bien, descansando lo suficiente y buscando espacios de ocio y relajación.
  • Pedir y aceptar ayuda de otras personas, como familiares, amigos, vecinos o voluntarios, para compartir o delegar algunas tareas de cuidado.
  • Reconocer y expresar sus propios sentimientos, emociones y necesidades, y buscar apoyo psicológico si lo necesita.
  • Mantener su identidad, sus proyectos y sus sueños, y no dejar de lado sus aficiones, sus intereses y sus relaciones sociales.

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